PROTECCIÓN Y SANIDAD VEGETAL

Publicado por Proyecto Verde | 16:25 | 0 comentarios »


INSECTOS PLAGAS DEL MAÍZ


Santiago Clavijo* Germán Pérez Greiner**

* Ingº Agrº PhD, Profesor Titular, Facultad de Agronomía, Universidad Central de Venezuela, Maracay, Venezuela.

** Ingº Agrº MS, Profesor de la Facultad de Agronomía, Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos, San Juan de Los Morros, Guárico, Venezuela


Introducción

El maíz, al igual que otras muchas especies vegetales y animales explotadas agrícolamente por el hombre, posee un conjunto de otros consumidores biológicos que encuentran en esta planta los recursos indispensables para su vida.

El conflicto de intereses que se plantea entre los que siembran el maíz, para tratar de obtener un máximo de provecho, y los otros seres vivos, que también utilizan la especie como elemento importante dentro de su estrategia de vida, genera el concepto de plaga, el cual se puede simplificar para el ámbito agrícola, diciendo que merecerá ese calificativo, todo aquel organismo que amenace el retorno con beneficio de la inversión económica realizada para la producción de un determinado rubro.

Desde la perspectiva expresada, merecerán el calificativo de plagas del maíz aquellas especies que afecten, directa o indirectamente, la cantidad o la calidad de grano que se desea obtener, bien sea durante el proceso de su producción en el campo, o en el almacenamiento y procesamiento previos a su uso final.

Es conveniente destacar el carácter económico que se le debe dar al concepto de plaga, por sus implicaciones en las decisiones que se deben instrumentar para su control. La sola presencia de una especie, con capacidad para causar daño, no debe ser justificación para aplicar medidas de control, a menos que dicha presencia esté representada por una población lo suficientemente grande como para ser capaz de infringir un daño realmente económico.

Estimar el nivel poblacional, o la cantidad de daño que se puede y debe tolerar antes de pasar a la fase de control de una plaga, es una de las acciones más difíciles de adelantar, y la necesidad de pasar por ella, no siempre es entendida.

Con lo anterior no se está negando el que muchas especies pueden generar un impacto físico negativo, o establecer una competencia por espacio y/o nutrimentos, que pueda significar una merma en la capacidad potencial de producción; lo que se desea enfatizar, es que será la evaluación de la magnitud del daño y de sus consecuencias económicas, lo que en definitiva determinará la conveniencia de poner en práctica determinadas acciones de control.

A partir de las consideraciones expresadas, y reconociendo como una consecuencia de ellas el que una especie determinada no es plaga en todas las circunstancias, es importante destacar que la manifestación de su capacidad de daño depende de todo un conjunto de condicionantes, entre las que destacan, el material genético utilizado, la parte del sujeto directamente afectada, el manejo técnico de la explotación, la ubicación geográfica de la misma, la época del año y el uso final del producto.

Una clasificación de las plagas, según su importancia dentro de los agroecosistemas (Clavijo, 1993), las divide en primarias, ocasionales, potenciales y transeúntes, entendiendo con estos calificativos lo siguiente:

Primarias: son aquellas especies que se presentan constantemente, causando un daño físico apreciable que las hace sujeto de frecuentes prácticas de control, sin las cuales, sus niveles poblacionales alcanzarían magnitudes capaces de generar daño económico.

Ocasionales: a diferencia de las primarias, estas especies sólo causan daño económico en ciertos lugares, temporadas u oportunidades, no obstante ser residentes de los agroecosistemas. Usualmente, sus poblaciones se encuentran controladas por los factores naturales de mortalidad, y sólo cuando éstos son alterados en sus capacidades reguladoras, alcanzan magnitudes de importancia.

Potenciales: es la categoría constituida por aquellas especies residentes de los agroecosistemas, cuya presencia, usualmente en bajas cantidades, no causa ningún daño de significación económica. Son de especial importancia, pues los intentos de control ejercidos sobre las plagas primarias y las ocasionales, pueden alterar los mecanismos de regulación natural que mantiene a éstas en situación de existir prácticamente inadvertidas.

Transeúntes: estas especies no son residentes de los agroecosistemas, por lo que su daño está restringido a aquellas ocasiones en las que ingresan a los mismos, utilizándolos simplemente como hábitat temporal dentro de un ciclo de su vida.

Tomando lo planteado como un elemento indispensable para la interpretación de las generalizaciones, que irremediablemente se introducen en un tema como éste, se puede decir que el maíz soporta la acción de un conjunto de especies, tanto animales como vegetales, que son consideradas plagas de mayor o menor importancia, y que pudiesen diferenciarse a grandes rasgos en: plagas animales (vertebrados, artrópodos, nematodos), malezas (gramíneas y latifoliadas) y enfermedades (bacterias, hongos, virus, micoplasmas, etc.).

La importancia absoluta e independiente de estos grupos, así como la comparación entre ellos, medida esa importancia en términos de su impacto cuantificado sobre los rendimientos, o sobre los costos de producción del maíz, es un aspecto poco estudiado en Venezuela. Al respecto, se ha estimado, en la producción de semilla de maíz híbrido en los estados Aragua y Carabobo, que la participación de los costos del control de plagas

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